El Chef Toño de Livier estuvo varios años en Guadalajara, haciendo que muchos de nosotros nos conociéramos: tuvo que venir un cachanilla para que los cocineros tapatíos, que andábamos haciéndole la lucha en aquellos años, coincidiéramos, cocináramos juntos y nos enfiestáramos como la gente decente. Quién sabe por qué se nos olvidó, pero ya andamos de vuelta dando lata.
Su socio, Javier Rodríguez, fue declarado el Impostor, por Enrique Olvera, en un aeropuerto, debido a su parecido físico y Bigotal con otro de los grandes de la cocina mexicana, Benito Molina. Toño y Javis se hicieron bien compas y luego colegas; así decidieron emprender un capricho gastronómico al interior de la cochera, en Av. La Paz, albur que , tiempo después, se convierte en un restaurante hecho y derecho sobre la calle Lerdo de Tejada, mismo que ya es insigne en la ciudad: LA PANGA DEL IMPOSTOR.
Pues este sábado nos acompañan con un menuzaso, que será acompañado de bebidas refrescantes, sabrosas y alegronas: